Biol.
Luis Fernando Cubillas Hernández
Como
ya se ha dicho en muchas ocasiones, el acuarismo es una afición que se ha
desarrollado enormemente en muchos lugares del mundo.
Todos
los días existe una persona que se interesa en ingresar al mundo del
mantenimiento de seres vivos acuáticos en su lugar, sin embargo, en un gran número
de estos casos, está decidida actitud se ve obstaculizada por información
incorrecta que pueden provenir de muy distintas fuentes: amistades con poco
conocimiento del tema o que tuvieron un fracaso en la afición también por una
asesoría inadecuada, comerciantes del ramo cuya única finalidad es vender y no
fomentar una verdadera formación acuarista, o mala interpretación y distorsión
de información adecuada. Este factor de mala información en muchas de las
situaciones consigue que la persona que tenía un gran interés en esta actividad
ni siquiera lo intente ante algo tan difícil. (???).
Realmente
el acuario es sencillo, si bien requiere que se dedique atención y tiempo, la
mayor parte de los procesos que deben realizarse son de fácil compresión y
asimilación ya que al ser experiencias personales difícilmente se olvidan. La
sencillez en el acuarismo se basa en el buen conocimiento de los elementos fundamentales
para mantener y un ambiente que provea a nuestros organismos de las condiciones
óptimas para vivir y no solo sobrevivir.
La
presente contribución tiene la finalidad de dejar en claro porque algunas de
las aseveraciones que a veces escuchamos los acuaristas pueden ser calificadas
como mitos o errores que se han difundido y que en algunos casos el neófito
considera verdades casi absolutas y por lo tanto aplicables.
EL TAMAÑO DEL ACUARIO PRINCIPIANTE
“Para
probar mejor inicia con un acuario pequeño”, este parece un consejo lógico,
pero iniciarse en el acuarismo con un acuario de capacidad inferior a los diez
galones (37.8lts) puede resultar muy mala experiencia. Generalmente ante el
temor de no poder sostener en buen estado un sistema artificial como este, la
persona no quiere arriesgar mucho dinero pero a largo plazo esto puede resultar
más costoso de lo que aparenta. La causa es que un acuario pequeño puede
saturarse con desechos con suma rapidez, por lo tanto requerirá mantenimiento
en forma muy frecuente, tal vez mas de que la persona tenía en mente dedicarle.
Este tamaño también tiene la desventaja de saturarse con peces con gran
facilidad y estos se encuentran sometidos a importantes fluctuaciones de temperatura,
frecuentes en volúmenes pequeños de agua, que tendrán efectos negativos sobre
su salud. Finalmente, el problema clásico del principiante, la
sobrealimentación, manifestara sus efectos en forma casi instantánea en la
calidad del agua, causándonos la perdida de nuestros ejemplares y como
consecuencia del ánimo por esta afición.
Nuestra
recomendación es adquirir el acuario más grande dentro de sus posibilidades
económicas –consideramos que el mínimo para un principiante es el de diez
galones-, este acuario debe estar provisto de sistema de filtración biológica,
sistema de calefacción y aireación como mínimo,
además de contar con los acondicionadores necesarios para su instalación y
mantenimiento. Un acuario de buena capacidad, al ser un sistema más estable,
nos proporcionara una tolerancia mayor a los errores y falta de experiencia que
tenemos los principiantes y evitara la situación traumática que ha alejado a
muchas personas del acuarismo.
EL USO DEL AZUL DE METILENO
El
azul de metileno fue uno de los primeros desinfectantes de uso en el acuarismo,
en la actualidad su utilización se restringe como preventivo de fungosis en
desoves de peces y como tratamiento de las primeras etapas de fungosis en la
piel de los peces adultos, aplicándose en forma directa sobre la herida. Pero
desde nuestro punto de vista existe una forma de uso que no es el adecuado y
que es consecuencia de la siguiente frase: “Se debe agregar azul de metileno en
los acuarios recién instalados para prevenir infecciones”. El azul de metileno
no debe ser utilizado en acuarios de reciente instalación o cuando se efectúan
un cambio total, ya que está demostrado que este inactiva a las bacterias
nitrificantes, quienes se encargan de convertir el toxico amonio en nitritos y
nitratos, compuestos de menor toxicidad. Cuando recién instalamos un acuario la
base para su equilibrio biológico, que nos permite introducir la población de
peces, y plantas, es precisamente el crecimiento de la colonia de bacterias
benéficas y el uso de azul de metileno se opone a este proceso. Además otra
desventaja de su uso es que la mayor parte de los objetos dentro del acuario y
el silicón adquieren color azul, lo que perjudica el aspecto estético del
acuario.
Nuestra
recomendación para el uso del azul de metileno es para acuarios que no
sustenten su equilibrio en un sistema de filtración biológica, como los
acuarios hospital, específicos para el tratamiento de las enfermedades, o en el
agua que se introducirá para restituir la extraída en un cambio parcial en el
acuario con filtro biológico. En este caso agregue la dosis indicada por el
fabricante solo en dicha porción del agua.
LOS CAMBIOS PARCIALES DE AGUA
“Mi
acuario está maduro y su agua es cristalina, no necesita cambios”. Existen
personas que mantienen por mucho tiempo la misma agua dentro de su acuario
porque la consideran “madura” y solo reponen la que se evapora utilizando agua
limpia y acondicionada.
Cuando
efectúan un cambio de agua, que generalmente se acompaña de una limpieza total
del acuario y sus elementos, esto trae graves consecuencias con sus peces y
culpan al cambio de tal resultado. Cuando un acuario no está sujeto a los
cambios parciales en forma periódica, todas las substancias de desecho van
creando ciertas condiciones fisicoquímicas en el agua a las que los peces o al
menos parte de ellos se adecuan a su gran capacidad fisiológicas, pero esto se
da en forma gradual, de ahí que el daño que les causa un cambio total se debe a
que el pez es sometido a una variación muy brusca de ambiente, pasando de uno
de alta concentración de substancias disueltas, producto de excedentes de
alimentos y desechos propios del pez, que tiene efectos sobre el pH y otros
factores químicos, para luego ser introducidos a otro ambiente totalmente
distinto: substancias disueltas en cantidad mínima y valores químicos que
dependen más del origen de esta agua que de otra cosa. El resultado de este
cambio brusco es un Shock osmótico que generalmente termina con la muerte del
pez como consecuencia del esfuerzo fisiológico por adaptarse al nuevo ambiente.
En
otros casos la falta de cambios parciales de agua combinada con sobrealimentación
o sobrepoblación trae problemas de calidad del agua que se manifiestan en
enfermedades diversas.
Los
acuarios que son mantenidos en base a un programa de cambios parciales son
acuarios que generalmente se mantienen en equilibrio ambiental ya que al
extraer parte del agua con ayuda del sifón se eliminan también desechos sólidos
que se acumulan en el fondo, y al agregar el agua de relleno se diluyen las
substancias disueltas.
Las
recomendaciones en este aspecto son: si no se ha efectuado cambios parciales de
agua en mucho tiempo, puede iniciar con esta técnica, pero solo cambie el 5% en
la primera semana e incremente en forma gradual hasta llegar al 20% a la
quincena, deteniendo estos cambios si nota desmejora en sus ejemplares, pero monitoreando
parámetros físico-químico de su acuario para evitar condiciones de riesgo.
Si
decide seguir este proceso de mantenimiento la recomendación es la de cambiar
el 10% a la semana o el 30% a la quincena, según se manifieste la necesidad de
acuerdo a las condiciones de su acuario o en base a el tiempo disponible para
esta actividad.
Recuerde
que aunque el agua sea “limpia y cristalina” a la vista, puede haber una
concentración de substancias dañinas, como el Amonio (NH-3), cuya presencia en
exceso solo será señalada por la intoxicación o muerte de los peces del acuario
o a través de la medición de su concentración con los reactivos químicos
correspondientes.
ACUARIOS DEL MISMO VOLUMEN PERO DIFERENTES PROPORCIONES
Es
muy común que se piense: “La cantidad de peces en un acuario depende de la
cantidad de agua contenida en él”. Esto se puede basar en el conocimiento de
que los peces respiran el oxígeno contenido en el agua, son embargo hay otros
factores además de la cantidad de agua que determinan la supervivencia de
cierto número de peces en un acuario. Esto es cierto, el número de peces que puede
recibir cierto volumen de agua depende del nivel de oxígeno disuelto en el
agua, pero también de la facilidad para que este sea repuesto y de la facilidad
para que gases tóxicos, como el bióxido de carbono, puedan ser eliminados.
Ambos
procesos ocurren en la superficie del agua (que es la zona de interface de la
atmosfera y el agua), por lo tanto es lógico que un acuario con una superficie más
amplia permita mejor la realización de estos procesos de difusión del oxígeno y
eliminación de CO2.
LA SAL EN EL ACUARIO DE AGUA DULCE
“Mis
peces provienen de aguas de rio, no necesitan sal”. Este es otro mito expresado
por algunas personas cuando se les sugiere la adición de sal para acuario.
Evidentemente no existe comparación entre el contenido de sal del agua marina y
la de los ríos, sin embargo esta agua que denominamos dulce para distinguirla
de la salada, siempre tiene cierto nivel de sales disueltas mismas que son
esenciales para los procesos biológicos de los peces. En la mayor parte de
nuestro país se hacer necesario el uso del cloruro de sodio (NaCl) como un suplemento
en los acuarios de agua dulce para compensar la carencia de minerales
disueltos. La sal generalmente es usada como un aditivo que ayuda a reducir el
estrés asociado con daño físico o altos niveles de nitritos (Andrews, et,
al,1988), ya que provee de iones de sodio y cloro que el pez `pierde cuando se
presentan estas situaciones.
Otra
afirmación acerca de la sal es la siguiente: “la sal mata a las Corydoras
(peces gato)”, aunque algunos autores como Ginny Eckstein sugiere un uso
cuidadoso de este compuesto en acuarios que contengan peces de este género,
especialmente Corydoras barbatus, generalmente la adición de hasta ocho
cucharadas soperas de sal por cada 10 galones de agua no tiene efectos graves
sobre estas especies. En lo personal he mantenido acuarios con peces vivíparos
(Guppies, Mollies y espadas) que requieren de dicha concentración de sal y los
peces gato (Corydoras) que ahí ni habitaban no tuvieron ningún problema de
salud, incluso su crecimiento fue normal con respecto a los que habitaban no
tuvieron ningún problema de salud, incluso su crecimiento fue normal con
respecto a los que habitaban en condiciones menos salinas.
Como
dato adicional podemos anotar que la mayor parte de estos gatos provienen de Sudamérica
y el contenido de sales disueltas reportados como sus rangos de tolerancia van
desde una pequeña cantidad hasta concentraciones medias de estas.
Finalmente
en lo referente al uso de sal de mesa (sal yodada), esta se puede utilizar ya
que no se han mostrado efectos dañinos en los peces, aunque el Yodo que
contiene puede causar daño a las bacterias nitrificantes, por lo tanto no se
recomienda para acuarios ya establecidos, sino mejor en acuarios hospital que
no mantienen su equilibrio en base al funcionamiento del filtro biológico.
Es importante
señalar que al agregar cualquier cantidad de sal al acuario esta debe ser
previamente disuelta en agua tomada del mismo acuario y agregarse gradualmente
en zonas con buena circulación en él, a la salida de los filtros, por ejemplo.
Lo anterior tiene la finalidad de que el cambio en la concentración en el
acuario sea gradual y lo más uniforme para no crear problemas fisiológicos a
peces y plantas.
Estos
son algunos de los conceptos erróneos más comunes a los que se enfrentan tanto
los acuaristas principiantes como los que ya tienen largo camino recorrido en
la afición, y sin lugar a dudas la experiencia nos indica que el único medio
para librarnos de ellos es la constante búsqueda de información, ya sea
impresa, en los medios electrónicos o a través de la consulta a personas que
con sus acuarios nos muestra la veracidad de sus conocimientos.
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